Dos cosas no quiso decirle: una la calló, la otra la dijo entre dientes.
-¿Qué dijiste? preguntó ella.
-Nada, respondió él mientras esquivaba su mirada.
Luego ya no se hablaron; ella le tomó sus manos y él no se opuso pero pidió la cuenta.
Caminaron hasta su casa, la de ella; en la puerta hubo besos que recordaban besos mucho más antiguos.
-¿Me vas a llamar?, preguntó ella.
-Mañana, dijo él.
Y mañana, que fue hoy pero se volvería ayer él llamo pero sólo atendió un contestador que decía: sí que entendí lo que dijiste.
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1 comentario:
Hey loco, me gusta mucho como escribis... seguire entrando de vez en cuando y leyendo de a poco. Felicidades... me gusto mucho este.
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