La primera vez que le besé los pies su sonrisa era dorada. Ella fingió ignorarme mientras continuaba mirando el horizonte de nubes anaranjadas. Sólo se escuchaba su respiración, apenas mas intensa que aquel mar mediterráneo que vencía la costa; yo preferí callar y ella me escuchaba en silencio.
Pero cuando me miró, ojos que indagan ojos y se pierden en ellos, también callé aquello que debí susurrar.Luego vendría el viento de nubes anaranjadas, pronto purpúreas, violáceas, y todo, salvo su sonrisa dorada, se haría noche.
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4 comentarios:
buenas..que lindo lo que escribiste!!che!jejej poz nada k sigas asi..como eres ..un besito
Algo me dice que estás enamorado...
Creo que Europa necesita que la describas por más tiempo, y Kafka lo pide desde su tumba usurpada. Besos de la tía de tus sobrinas y sobrinos.
Me encantó. Por favor no dejes de escribir...
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